jueves, 18 de septiembre de 2008

Acción

(Esto me pasa por escribir un alegato del bostezo el otro día, claramente. El karma, la ironía del destino o la dichosa ley de Murphy se ríen de mí.)

Es curioso cómo las personas sabemos complicar las cosas aparentemente sencillas, especialmente en entorno laboral. Se trata de cerrar un curso de formación en Barcelona, que impartiremos este vuestro humilde anfitrión y un agradable hombre belga de nombre Yves , que evidentemente tiene que venir de Bélgica. El lunes. Mis interlocutores en Barcelona: un italiano y un inglés.

El objetivo: dejar todo atado para que el Lunes cuando vayamos, las cosas funcionen y podamos darles su curso práctico (en el argot, hands on training) en lugar de aburrirles con infumables horas mirando un proyector con contenido teórico. El proceso hasta lograr todo esto: un auténtico, genuino, esperado y temido coñazo.

Si es que la cosa ya empieza de chiste: van un belga, un inglés, un italiano y un español... Ahora que lo pienso hay otro actor involucrado, un holandés que firma los mails con C. apellido con lo que cuando le contesto no sé cómo refererime a él, y cuya función es activar todo en remoto. Así que llevo un semana de: cruce de mails, esperar respuestas, llamadas, se lo pregunto a éste, reenvíos de correos con "mira a ver si te puedes encargar de esto tú" delante de tu texto, balones fuera con "No, si eso ya lo sabe XXXX, habla con él", confirmación de la confirmación de la preconfirmación de fechas, horarios, aviones, hoteles, aves, documentación, pollo con patatas. Esa última era para ver si seguías atento. ;)

Básicamente hay mil cosas en el aire aún, con un solo día laboral disponible (que encima es Viernes), una boda de mi hermano en Albacete de por medio, la vuelta a Madrid y volar a Barcelona a horas intempestivas, dormir en algún hotel encontrado por Internet, hablar inglés y español durante dos o tres días, volver siendo yo, y habiendo dejado al italiano e inglés contentos (más lo que me encuentre allí que no conozco aún). Respiremos, es imposible tenerlo todo atado de antemano. Y qué fácil es tenerlo todo desatado en cambio.

Hay semanas que parecen años en las que no ocurre nada, y hay momentos en los que se comprime el tiempo para hacer, o al menos intentar hacer, mil cosas a la vez. Digo yo que los sucesos interesantes podían estar repartidos todo el año, no apelotonados en cinco días, como una camada de gatitos que aún no han abierto los ojos.

Maldito Murphy.

martes, 16 de septiembre de 2008

Bostezo

Diez y seis minutos de la mañana. Oficina. Vemos el planeta Tierra desde el espacio. Zoom infinito hacia Europa, España, atraviesa nubes, Madrid, mi edificio, atraviesa techos, mi cabeza. Swooooshh.

Delante de mí, un monitor de 22 pulgadas panorámico. A mi izquierda en la mesa, un portátil encendido. Parezco Nacho Cano con tanto teclado delante, o el clásico friki pajero de películas tipo Tomb Raider. Llevo una hora depositado en mi silla con ruedas, bastante cómoda aunque con una insidiosa tendencia a vencerse hacia atrás (lo llaman respaldo abatible, pero también hubiera valido romperriñones) en la que se echan de menos reposabrazos, apoyacodos, algo para que no parezcas un guerrero derrotado durante 8 o 9 horas, en definitiva. ¿Cuál es la diferencia entre ignorancia e indiferencia? Ni lo , ni me importa. Los chistes sin ganas son como las poesías leídas por niños inseguros en el colegio.

Decía que se echaban de menos los sujetaantebrazos (me gusta inventarme nombres, ya ves) a los lados de mi silla. Especialmente para cuando te entra el sopor.

Da igual que no hayas dormido ni mucho ni muy bien como algunos días. Da igual que no te haya dado tiempo a desayunar por las prisas, o que hayas pillado atasco. Salvo algunas afortunadas personitas que van andando o montando en bicicleta al trabajo, convirtiendo así el comienzo de su jornada en una especie de gimkana impredecible, los demás somos carne de bostezo. Algunos tan largos que parecemos entregados tenores mudos, o boas ensayando para un festín.

Bostezo porque tengo cosas que hacer pero me resisto a empezar del todo. Por hacer tiempo para tomar un café, que dos tan seguidos no es sano y además dura poco. Bostezo porque me imagino que la gente a la que tengo que llamar o escribir un mail también está bostezando y me sabe mal interrumpir su despertar. Me estiro para ver si dejo de bostezar. Escribo en el blog para conjurar el hechizo de hastío que la bruja de la improductividad ha lanzado sobre mí. Zorra.

Bostezamos porque en realidad, no creo que nuestra esencia sea estar aquí. No es que no me guste mi trabajo, y valoro el trato con la gente. Tampoco me gustaría quedarme tirado permanentemente. Es algo más de base, es que no creo que lo natural para un animalito como tú y yo sea trabajar ocho o nueve horas para sobrevivir.

Es cutre la queja sin alternativas, de acuerdo. Podían inventar los trabajos por turnos. Veo al del fondo diciendo "ya existen!!". Trabajos rotativos. Un mes en un sitio, otro mes en otro con gente nueva y funciones nuevas. En realidad casi todos podemos hacer de todo, aunque nos guste identificarnos con la especialización. ¿No sería una buena herramienta antimonotonía? Este mes recojo la fresa, el mes que viene estoy en una empresa de márketing. El año pasado en verano me tocó poner daikiris en un chiringuito. Pues yo tengo unas ganas de ser Melchor este año en la cabalgata en Navidad... Y en primavera me voy a dar un curso de español al sur de Francia.

Hmmmmmmmmyaaaaum...

Bostezo sólo de pensar en ser contable. Las diez y media casi. El portátil tiene el salvapantallas activado. También podrían haberlo llamado despiertavagos o videochivato.

Voy por café. Si la silla tuviera aguantacúbitos sería más cómoda para levantarse, seguro.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Remind Me

Alucino con el vídeo musical Remind Me del grupo Royksopp. No tanto por la canción, que está bien, sino por la animación. Si alguno de vosotros diseña y ha trasteado con el pixel art alguna vez, os podéis imaginar las horas de trabajo que lleva ésto. Somos como hormigas...


jueves, 4 de septiembre de 2008

El bodorrio

Mi hermano se casa el día 20 de este mes, ¿os lo había dicho?

Mañana Viernes celebramos su despedida de soltero, con el plan más o menos definido pero con huecos suficientes para la improvisación y el fracaso, que es la cara B de la improvisación. Nosotros lo llamamos "preparación": cuando alguien la caga le decimos "la has preparado bien ¿eh?", o decimos "menuda preparación me han hecho en el curro..." Pues eso, estamos a tiempo de bordarla o prepararla por completo.

Pero eso es lo de menos, además me acabo de enterar de que voy a leer en la boda (ceremonia clásica, iglesia), pero que puedo escribir lo que quiera y leerlo allí, con traje y micrófono. O con traje y a voz en grito como en un teatro romano. No, no voy a hacerlo en latín, buen intento.

Me da un poco de miedo, sobre todo porque a más de la mitad de la audiencia no los conozco, y a la otra mitad los temo precisamente porque los conozco y veré sus ojitos clavados y un bocadillo de cómic de pensamiento (de los que se unen con bolitas al personaje) con el texto escrito: "Vas a lloraaaaaaaaaaaar...". Tendrá que ser bueno para que se fijen en lo que digo y no en cómo lo digo. Es una responsabilidad, porque no puedes dejar indiferente a nadie. Si lo haces muy mal nadie se acordará y la gente bostezará. Si lo haces demasiado bien la gente va a silbar al cura cuando me baje yo, jajaja. ¿Os imagináis en una boda, con la familia gritando "otra! otra!" como en los conciertos? Buscaremos el término medio aristotélico claramente.

Y también me hace ilusión, está claro. Espero que el blog me sirva de entrenamiento... ¿Lo hago cómico o lo hago sentimentaloide? ¿Lo hago formal o informal? ¿Notaré la mirada reprobadora del cura en la nuca o le mencionaré a él también el texto para que se sienta integrado?

Seguiremos informando, tengo un fin de semana por delante para escribirlo.

Todo lo que das

En el menú de la izquierda bajo "ocio actual" pone Cinematic Orchestra, que es uno de esos grupos que descubrí escuchando una radio por internet estupenda. Tienen una mezcla de instrumentos acústicos y sonidos electrónicos que empastan maravillosamente. Y cuando quieren usar voces, colaboran con una gran voz, como en esta canción, o más bien este tema, All that you give.





Cuando sea mayor quiero aprender a tocar el arpa y comprarme un contrabajo. ^_^

miércoles, 3 de septiembre de 2008

A las dos de la mañana

A las dos de la mañana las casas por dentro parecen más grandes, será porque caben muchos más sonidos en el silencio. Un momento, que me voy a liar un cigarrillo... Fumo de liar, la marca Old Holborn azul, el papel Smoking azul pequeño. Qué curioso, pensaba que era un tabaco inglés y me acabo de enterar -Google mediante, cómo si no- que lo fabrica una empresa inglesa que a su vez es parte de otra empresa tabaquera japonesa que se llama, oh sorpresa,  Japan Tobacco Inc. Esto es la globalización: un español se lia un cigarro de una marca con aspecto británico cuyos beneficios van a Japón. En este proceso de búsqueda y con las primeras caladas me he topado con unos pósters que hizo esta empresa, cuya finalidad me es imposible entender, pero con un diseño genial. Ahí os pongo mi favorito.



Son adorables estos japoneses. Aunque el cigarrillo del poster parezca un lanzacohetes. A lo que iba.

A las dos de la mañana arrugar una hoja de papel parece un atentado contra el descanso de la sociedad. Encender la tele te lleva instantáneamente a bajar compulsivamente el volumen, ¿qué fuerte está no? El desorden de una habitación parece resaltar más a las dos de la mañana, y la ventana del blog y la caja de texto para escribir parecen más grandes, esperan más de ti.

A las dos de la mañana te acuerdas del café que te tomaste tarde y de lo pronto que te quieres levantar al día siguiente. 

Swooooooooshhhhhhhhh... ¿Qué es eso? 

Un vecino ha hecho un pis nocturno, era la cisterna. Debe llevar unos pelos graciosísimos el tío. A lo mejor es el vecino que hace unas semanas llamó a mi puerta, sin conocernos de nada, con una escalera fabulosa bajo el brazo, una niña adorable junto al muslo y un señor sonriente tras el hombro. El señor sonriente era el portero, hola-encantado-no-te-conocía, y mi vecino de arriba se había dejado las llaves dentro de su casa. Me gustó su resolutividad: sin dudarlo un segundo bajó al bajo, valga la redundancia, esperó a que yo llegara, cruzó mi salón con el amasijo de hierros balanceándose, salió a mi terraza y con su hija vigilando subió por la escalera y entró por su ventana emulando a Spiderman. A mi me habría dado vértigo. Has quedado de lujo delante de tu hija, Lorenzo, pero por la cara que tenían has quedado fatal con tu mujer y suegra que están esperando en el portal y comentando que te has olvidado las llaves en tu segundo día en este bloque. A la niña, Sofie, dulce y francesa de unos siete años, le gustó la lámina de un metro de alto enmarcada de Ratatouille que hay en mi salón. Ella diría gatatuí, pero creo que me la he ganado para siempre.

Voy a bajar el volumen del ordenador no sea que ahora, al apagar el Windows, el sonidito despierte a Sofie. Y voy a terminar este post en tiempo real junto a mi piti y me voy a ir a dormir.

El móvil dice que tiempo restante para la alarma: seis horas y veinticinco minutos. A las dos de la mañana entra aire fresco y probablemente mosquitos por la ventana. Lo primero se agradece, a lo segundo se resigna uno.

domingo, 10 de agosto de 2008

Domingos de nada

Algún día alguien hará una estadística de la cantidad de minutos que perdemos de nuestra vida los domingos, y probablemente se lleve un premio a la constancia. Como suelen decir, hasta el Creador descansó el domingo después de liar la mundial con el caldo primigenio del planeta, por lo que es lógico que habiendo sido creados a su imagen y semejanza con el añadido de nuestra natural tendencia a la exageración, convirtamos muchos domingos en días de nada. Día de descanso se nos quedó pequeño, supongo.

Debe ser lo de que al día siguiente se trabaja, se estudia, o se va al colegio incluso: recuerdo domingos de nada desde edad temprana. La masa negra que vislumbras para el día siguiente te deja el día actual turbio, como una amenaza de tormenta en el cielo que te hace dudar de una tarde de playa. Y así nos tiramos el día entero como empanados y aletargados, con pereza extra y desgana turbo.

También dicen aquello de días de mucho, vísperas de nada. Excesos de diversión y trasnoche del sábado podrían justificar un domingo de constantes vitales mínimas, un domingo de mamut semicongelado. Algunos gruñidos, alimentación básica, y dormir mucho. Si tuviésemos cola hasta espantaríamos las moscas que nos molestasen. Y si nuestros hermanos pequeños tuvieran agua con colorantes hechos de dios-sabe-qué nos inmortalizarían en las paredes del pasillo-cueva al estilo de la escuela rupestre y jurásica. Mamut dominguero acechado por cazadores.

Pero ¿y los domingos en los que estás descansado, aburrido por no hacer nada y vago para hacer cualquier cosa? ¿Qué fue del pedete con un par de minis de los domingos, para comentar las mejores jugadas del sábado?

Domingo de peli mediocre, acostarse pronto, o acostarse tarde para levantarte (encima) jodido el lunes. De peli en parejita, de multicines, de restos del fin de semana para cenar. ¿De recogimiento? Domingos de nada.


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Escrito escuchando: Cinematic Orchestra - Breathe

Actualización 00:10. Para quitarme la razón, por supuesto nada mejor que dos amigos que te sacan a cenar justo cuando terminas de escribir tu alegato del aburrimiento. Cosas que pasan. Domingo de cenita y sangría. ;)

jueves, 7 de agosto de 2008

Inevitable retorno

...O retonno, que dirían los de Martes y Trece en su época. No voy a decir aquello de qué depresión, que qué cortas se han hecho, que el año que viene me cojo un mes completo... aunque lo piense, que diría el gallego de Airbag, el de sumachigún.

He cruzado los picos de Europa para llegar hasta playas asturianas, he recorrido Castilla León para volver, hacer escala, y cruzar, recortando por la derecha, la otra Castilla hasta las costas levantinas (qué original). He estado en Gijón, Oviedo, Oliva, Denia, Alicante, en algunos sitios más tiempo que en otros claro. Mi corcel come más que hace un año y pico, eso sí. La alfalfa diésel está por las nubes, pero me sigue gustando viajar así.

He bebido culines de sidra (a mí no me daba acidez, que ya es raro), comido cabrales hasta hartarme, chuletones, paellas, un bacalao con alioli gratinado que casi me pongo a llorar de lo bueno que estaba, calamares, pulpos, espárragos, peces espada o emperadores, mejillones en salsa de sidra, vinos, ríos de tintos de verano, alguno con hielo hecho con agua valenciana que sabe un poco rara, y algunas copas.

Me he tumbado en la playa a 50 metros de mi casa a ver las estrellas y echar un poco de humo (jeje), y he visto tres estrellas fugaces que para mí siempre serán pequeñas navecillas tripuladas por enanitos que se equivocaron al entrar en la atmósfera terrestre y lo pagaron. Como buen chico de interior y mesetario para más inri, he sentido desasosiego cuando algún pececillo me ha rozado dentro del mar, sobre todo si lo hace con alevosía y no lo veo. He aprovechado para mejorar mi muy mejorable estilo de natación a crol en mar y piscina con una paciente profesora (de peluche). ¿De qué leche viene lo de nadar a crol, por cierto? He leído menos de lo que pensé que leería, aunque he empezado Niebla de Unamuno, y he tocado la guitarra más de lo que pensé que la tocaría.

Joder qué cortas se han hecho... el año que viene me cojo todo el mes entero. Nos consolaremos con el clásico de "qué bien se está en Agosto en Madrid".

miércoles, 23 de julio de 2008

Hablar por hablar

Hace una semana que no actualizo el blog. Empecé con mucha energía, he tenido momentos de flaqueza y, conociéndome, como no haga el esfuerzo lo dejo tirado.

Así que vamos a ver, ¿sobre qué puedo escribir? La falta de inspiración nos está golpeando duro a todos, por lo menos a los blogueros a los que yo sigo (sí, a tí también me refiero). Podemos escribir... podemos escribir la típica entrada con una frase o minipárrafo breve, sugerente, un tanto abstracto y normalmente con tono protesta/queja/melancólico que tanto se ve por ahí en los blogs. A ver qué me sale:

Quiero despertarme un día y saber que ése va a ser el día en el que se cumplen mis sueños, me sonríe todo el mundo y desaparece por completo la bola oscura que lleva alojada en mi pecho ya ni sé cuánto tiempo.
Cumple muchos requisitos para atraer comentarios, no me digas que no. Todo el mundo se siente identificado, hay espacio para interpretaciones, perfecto para responder con tópicos y lugares comunes. Si además lo aderezas con algo sexual, miel sobre hojuelas. Sex sells.

Podría escribir también el típico haikú (rollo rant) para desahogar los malos humores. Probemos:
No sé por qué demonios la gente ha decidido hoy que soy para sus borderías e impertinencias lo que la piel tensa de un timbal a las manos callosas de un percusionista caribeño. Supongo que porque si se tragasen esa bilis, morirían en cuestión de días, así que es mejor emitir esos vapores y jódase-quien-pueda.
Otro clásico. Lo de criticar, juzgar y quejarse se extiende entre los visitantes y sus comentarios como las ganas de hacer una fogata peligrosa entre un escuadrón de niños de campamento. Ya sabemos que hay gente gilipollas, pero es mucho más entretenido y satisfactorio buscar a los majos y luminosos entre la bazofia, digo yo. Be urraca, my friend.

Y por fin puedo simplemente mandaros besitos virtuales a todos y justificar este collage surrealista diciendo que mañana es mi último día antes de mis vacaciones. Supongo que es lo que nos pasa a todos, más o menos. Me gustaría decir que seré suficientemente friqui como para buscar algún sitio con Internet y actualizar desde mi retiro estival, o que me llevaré un portátil con módem 3G, peeroooooo... Ni de coña cambio un tintito de verano y una arena de playa quemapies por Blogger, ni el examen exhaustivo de mi moreno para comprobar si me estoy pelando (todos lo hacemos, reconocedlo) por pasar un rato escribiendo delante de las teclas.

Sé que sabréis disculparme. Total, si vosotros tampoco lo vais a leer. ;-)

miércoles, 16 de julio de 2008

Add me

Antiguamente para saber de una persona uno se tomaba la molestia de llamarle, hablar con ella y quizá quedar para tomar algo o ir a algún sitio. Las relaciones se fraguaban mirándote a los ojos, viendo los gestos de la persona, escuchando la voz. Ni siquiera hacía falta un plan demasiado ambicioso: cuántos bancos de madera con pintadas se han convertido en depósito de historias y cáscaras de pipa, cuántas conversaciones importantes se han tenido delante de un café irremediablemente malo (o infame y letal que diría alguna) , cuántas confesiones lacrimosas hemos oído deslizarse entre las risas y los vapores del alcohol. No nos hacía falta tener doscientos amigos en una lista, ni saber lo que hacían en cada momento, ni hacer "una perdida" para que bajasen de su casa. Con los cercanos nos bastaba, que para eso eran los cercanos.

Ahora en cambio parece que tener tropecientos añadidos es señal de popularidad o de estar bien rodeado. Recibir mails con infumables mensajes reenviados de la amistad de diez personas, señal de que te quieren. Encontrar a ese chaval del colegio que has estado evitando sistemáticamente cuando lo encontrabas por la calle y cruzarte dos mensajes en el facebook, el súmum de la amistad. A la gente a la que no quieres ver porque no te da la gana, le mandas un mail de vez en cuando porque se cree que con eso basta.

Todos tenemos docenas de amigos, pero cuando intentas quedar con muchos de ellos, siempre están ocupados, tienen otros planes, vieron el mail tarde. Y al final se da la rara paradoja de que estando solo delante del ordenador tienes cientos de amigos, y cuando te levantas para juntarte con ellos tienes muchos menos. Con la excepción de los que viven lejos, los ciberamigos exigen muy poco y dan bastante poco también a cambio. Es fácil tener ciberamigos, y cada más difícil tener amigos de carne y hueso. Además, a título personal, me revienta leer con faltas de ortografía o con prosa estilo SMS.

Me he cansado de las "redes sociales" (palabro del año) antes de utilizarlas siquiera. Paso de mi cuenta en MySpace, no pienso abrir Facebook, ni Tuenti, ni gaitas. El que quiera saber de mí que me llame. Que ya veré yo si se lo cojo o no.

lunes, 14 de julio de 2008

Soy libre

Sí, lo he escrito en los dos sitios. Pero es que me encanta.

Muy del estilo de las charlas de El Club de la Lucha (pero desprovisto del rollo violento disuasorio de Brad Pitt).


"Ve a trabajar, envía tus críos al colegio, sigue la moda, comportáte de forma normal, camina por la acerca, ve televisión, ahorra para cuando seas mayor, obedece la ley.
Repite conmigo: soy libre."


Visto en Panel de Control, vía Versvs.

viernes, 11 de julio de 2008

Jazz

Anoche. En el Conde Duque, antiguo cuartel del ejército reconvertido a espacio cultural. Concierto al aire libre en pleno centro de Madrid. Return to Forever, un grupo de hace treinta años de jazz fusión o jazz rock, o como quieras llamarlo. Lo de poner categorías en jazz es complicado. Tocan música instrumental, con batería, bajo eléctrico o contrabajo, guitarra(s), piano, teclados.

Era un grupo de genios básicamente. Un tal Al Di Meola, un tal Stanley Clarke, un tal Lenny White y un tal Chick Corea. Leyendas vivas del jazz que no se habían juntado desde hace 25 años. Sé que suena a friqui como el babysitter de la peli Jerry Maguire pero es que es así.

Escuchar jazz, y sobre todo verlo en vivo, es totalmente diferente a asistir a cualquier otro concierto. Cuando vas a un concierto de pop/rock/hip-hop/funk/cosas que cantan, vas a bailotear, a escuchar y cantar canciones que ya conoces, porque te hace ilusión ver en directo y oír en directo los temas que te sabes de memoria. Y sorprenderte con algún otro, está claro. Los conciertos se planean y ensayan hasta la saciedad, y salvo en los solos de algún instrumento, en general todo está arreglado y planificado.

En jazz no. En jazz saben lo que van a tocar, y evidentemente lo tienen ensayado, y los temas tienen estructura y partes definidas, pero a partir de ahí lo que ocurra depende de la noche que tengan, el feeling, la genialidad de cada uno y la complicidad entre ellos, porque improvisan. Se lo inventan en el momento. Es algo que yo no valoraba cuando mi hermano me ponía jazz y yo decía "tío esto es infumable no tiene ni pies ni cabeza". Como con el vino y el flamenco, y en general con cualquier cosa que no sea banal, insistir un poco o acertar con el disco adecuado y poner la oreja y el cerebro a escuchar hizo maravillas. Lo grande del jazz es seguirles, en el momento, disfrutar de dónde están y hacia adónde van, escuchar cómo se contestan entre sí, alucinar con la cantidad de música que tienen dentro estos tíos, y que sacan a borbotones así, inventando en el momento, a toda pastilla, y sin fallar una nota. Daba igual que fuera rock o bossanova, o algo con sabor flamenco o swing puro.

Anoche, decía, estos cuatro genios dieron tal recital que la gente, jóvenes y mayores, se dejó las manos peladas de aplaudir. El jazz es la única música que se inventa y reinventa en el momento en que se toca. Esa es su magia. El concierto de ayer no lo volveré a ver nunca, aunque vuelva a ver a Return to Forever. Es como aquello de "no te bañas dos veces en el mismo río" de Heráclito.

Os dejo con Stanley Clarke, que es prácticamente el inventor del bajo eléctrico moderno y, además, hizo anoche cosas como ésta con el contrabajo.

lunes, 30 de junio de 2008

Campeones

Por un día, por unas horas, nos sentimos hermanos unos de otros. Los coches te pitan y automáticamente levantas los brazos y saludas, como si los conocieras, agitas una bandera si la llevas, una toalla en el peor caso. No importa quién va dentro ni se te pasa por la cabeza que te pueda estar pitando por otro motivo. Les contestas como se contesta en estos casos: "Uuuuueeeeee!!!" Te cruzas con otro grupo andando por la calle y te sonríes con ellos, cada uno esperando que el otro diga algo para contestar, para unirse al coro. La gente te parece más guapa, más simpática, menos hortera, más luminosos. No hay nada que criticar, sino cosas que alabar.

El "típico borracho" pasado de edad del bar de siempre, se convierte en un personaje simpático por arte de magia, erigido durante unos segundos en showman a lo Buenafuente mientras la gente le ríe las gracias. La camarera, borde habitualmente, te parece un ángel venido a la Tierra cuando te atiende con la camiseta española puesta. No te importa que se te cuelen, charlas con la gente en la barra, te mandas mensajes con los que no tienes cerca. Invitarías a medio bar si otro te invitase a ti.

Por las calles, la bandera deja de significar lo que digan los políticos que signifique, y se convierte en logotipo de la alegría, en el símbolo secreto pintado a boli en las manos de una pandilla que engloba a todo el mundo que te rodea. Nadie teme que le llamen facha por llevarla, y así la gente se quita los complejos de un plumazo y descubren, por fin, que es mucho más lo que les une que lo que les separa.

El fútbol era la excusa. Lo que a la gente le gusta es ser feliz. A ver si dura.

viernes, 27 de junio de 2008

La Roja

En el primer tanto, el Príncipe quiso alzar a la Princesa hacia el cielo de Viena, pero se contuvo. En el segundo, Letizia cantó el gol antes de que lo marcara Güiza. En el tercero, por fin, se dieron un abrazo de Love Story, mostrando al mundo dos sonrisas como dos rajas de sandía. Así estaba España. Orgullosa. Con el nudo en la garganta y con la lágrima que disimulas hasta que ya no disimulas nada y te pones a llorar desconsoladamente, o a reír, si eres persona de carácter templado.

Había tantas decepciones acumuladas, tantas noches parecidas que terminaban mal, que llegamos a aceptar con resignación que la nuestra era la historia de un desamor. Incapaces de encontrar una respuesta a tanta desgracia, barajamos todas las enfermedades posibles y dijimos que nos faltaba sentimiento de nación, ánimo competitivo y hasta una letra para el himno. Pero sólo nos faltaba ganar. Quitarnos el tapón, el complejo. Y volar.

Estoy por asegurar que ya nada volverá a ser igual. Ni siquiera una improbable derrota en la final puede detener este impulso, esta liberación recién estrenada. Hemos ganado y lo hemos hecho de la mejor manera posible. Del catálogo del fútbol hemos escogido el argumento más hermoso, el libro más polvoriento, el primer tomo, el fútbol bonito. Donde la modernidad recomienda acumular atletas fornidos, nosotros alineamos bajitos geniales. Y donde dice estrategia leemos balón.

Juanma Trueba / AS

(Qué grande, qué bueno ver a la gente por la calle metiéndose en fuentes, pitándonos, todos orgullosos, todos hermanados. Y aprovecho hoy, para declarar al mundo mi admiración por un columnista "deportivo", aprovechando que hoy somos todos más futboleros. A ver si se nos quitan los complejos y nos lanzamos al mundo a gritar que somos españoles, con dos cojones.)

lunes, 23 de junio de 2008

Crónica

Me la jugaron, caí como un chino. Y ahora que lo digo, ¿de qué vendrá esa expresión?

Ahí estaba yo, viernes tarde, inquieto por todos los preparativos que tenía que hacer, para la pequeña fiestecilla cumpleañera. El Sol intentaba evitar por todos los medios que yo me lanzara a la tarea de habilitar terraza y don Viento Ausente colaboraba con la tarea. Seis de la tarde y aquello parecía Marrakech en Agosto.

Total, no hizo falta que yo hiciera mucho, porque me fui a recoger a la mastermind detrás de toda la preparación. Cuando volvía a mi casa pensando lo típico de "la leche en una hora están aquí, y yo con estos pelos, sin la sangría hecha..." me alegré de haber invitado a poca gente, serían comprensivos con el retraso, colaborarían. Mmm, ya han puesto música, que jodíos...

Y me tragué la típica de "SORPREEEESAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!" con gente extraña vestida con ropa extraña. Tras unas décimas de segundo, y tranquilizado el animal que llevamos dentro porque no era situación de peligro, veo a mis amigos e incluso a mi madre vestidos de Hawaianos en mi salón. Qué pintas, qué grandes, jaja.

A mí me pusieron bañador, camiseta con un "Aloha 30" en la espalda maravillosamente tejida por el cerebro de la operación, collar hawaiano, falda hawaina y vaso de tinto de verano.

Gracias a tutti, desde la conspiradora hasta los esbirros que perpetraron el trabajo de campo. :)

Ah y hoy me mola esta canción, y cuando he ido a buscar el vídeo me he enterado que son españoles. Cycle, Apple Tree.


viernes, 20 de junio de 2008

Ultimo día de primavera

Hoy cumplo 30 tacos. Puedo ponerme ñoño y decir aquello tan manido de "cuando era pequeño y me decían 30 me sonaba taaaaaan mayor", o puedo ponerme depre y decir "los 30... me acerco al ecuador de mi vida", o puedo ponerme treinteañero y decir "joe ya vas camino de los 40", o puedo ponerme treinteañero-responsable y decir "ya va siendo hora de sentar la cabeza...".

En lugar de eso, me he puesto aleatorio, he buscado en Google "cumplir los 30" y os pongo lo primero que me ha gustado y que se parece a lo que pienso, de entre los resultados:

En el fondo, no hay nada que hacer. Siempre tendrás dieciocho, porque eres joven sólo una vez, pero inmaduro para siempre. (...) Arranca el coche un día, y no pares hasta que se acabe la gasolina. (...) Tira el equipaje de sobra. El viaje es largo, cargar no te deja mirar hacia delante. Y además jode la espalda. (...) Equivócate. Cambia. Intenta. Falla. Reinvéntate. Manda todo al carajo y empieza de nuevo cada vez que sea necesario. De veras, no pasa nada. Sobre todo si no haces nada.

Bonitas palabras, ¿verdad? Creo que la manera apropiada de celebrar mi cumpleaños en un blog era ésta, que el gúgel me sople las velas y otra persona desconocida escriba lo que yo pienso.

viernes, 13 de junio de 2008

La huída

Lo había repasado todo mentalmente, decenas de veces.

Llevaba consigo todo lo que iba a necesitar, o al menos lo que había calculado que podría necesitar. Había hecho las maletas cuidadosamente, pero no conseguía quitarse la sensación de que se le estaba olvidando algo. Esa sensación le acompañaba en cada viaje siempre, y era producto de la ansiedad, o eso pensaba para relajarse.

No había contado sus planes a muchas personas, por no decir a casi ninguna. Y de los pocos que sabían algo, ninguno sabía totalmente la historia completa. Había sembrado medias verdades y excusas durante semanas en su círculo habitual: por qué no podía ir a esa fiesta, por qué no estaría para el cumpleaños de tal persona, porque no quería comprar aquella entrada para un concierto. Al principio le costó mentir, al final se consideró un maestro en la materia. El éxito dependía de que nadie supiera en qué consistía su plan, esa era la clave.

Su idea, su plan, era simplemente irse de viaje por tiempo indefinido, a destinos al azar escogidos sobre un mapa de su país. Las reglas eran simples. No quedarse más de tres días, no volver dos veces al mismo sitio, no llamar a nadie para informar de su próximo destino o de su ubicación actual. Había pensado otras muchas reglas para hacer más difícil el juego, como tener que ir a un lugar a más de trescientos kilómetros cada pocos días, para asegurarse de que cubría el mayor terreno posible.

Al final se quedó con las tres reglas básicas, porque decidió que tampoco quería estar gran parte de su tiempo pensando si estaba cumpliendo los requisitos o no, si había roto una regla, si podía ir allí o debía ir a otro lugar. Se trataba justo de lo contrario, de guiarse por el azar, de ser aleatorio. Se acordó de uno de sus libros favoritos, El hombre de los dados. ¿Y si lo hacía con un dado? No, no funcionaría: el dado valía para decisiones con pocas alternativas. Las suyas eran infinitas.

Mientras escuchaba el sonido familiar de sus propios pasos camino del coche, y decía mentalmente al garaje que no le iba a ver en una buena temporada, se dio cuenta de repente de que había dejado de sentir pena por la gente que dejaba detrás. "Curioso", dijo casi en voz alta. Abandonar eso que llamamos seres queridos parecía una excusa de su cabeza para que desistiese, una cuerda que le ataba a la vida que estaba deseando dejar. Una vez había decidido que lo haría, la pena desapareció. Ser aleatorio... Ahora le daban pena los que se quedaban atrás. Creía que lo normal era lo que él iba a hacer, y lo raro, vivir atado a un saco de excusas.

Sonrió. No había empezado aún su viaje, pero ya se sentía más libre que en toda su vida. Mientras arrancó el coche, imaginaba las reacciones de la gente. ¿Que no ha venido a trabajar? ¿Sabes algo de él? ¿Cómo que lleva cinco días sin dar noticias de vida?

Tardarían en encontrar la nota, y para cuando la leyeran, él sería otra persona ya. Disfrutó fantaseando con que se estaba transformando en ese mismo momento, mientras encendía tranquilamente su cigarrillo. Una calma imprevista le inundó, confirmando que hacía lo correcto. La música comenzó a sonar dentro del coche, invadiendo cada hueco del espacio y poniendo banda sonora a su hazaña anónima. Metió la primera marcha, y arrancó.

viernes, 6 de junio de 2008

Una de inventos


Entre los muchos inventos que aún están por inventarse, hay varios que se me han ocurrido a mí. Es guay poder ser así de arrogante, a veces.

Uno de ellos es el congelador de momentos. Suena a perogrullada, ¿eh? Espera, verás.

El invento tiene que poder guardar absolutamente todo lo que podemos percibir en un momento dado, almacenarlo de alguna manera que aún tengo que imaginar inventar también, y ser capaz de reproducirlo para nosotros cuando queramos. Pero no para verlo desde fuera, sino para metérnoslo en el cuerpo y revivirlo como presente. ¿Casi nada, eh? Como casi toda teoría, se entiende mejor con un ejemplo.

Imagínate poder congelar y conservar tu sensación física, lo que te pasaba por la cabeza, la temperatura del ambiente, los olores que percibías, lo que estabas tocando y tu grado de satisfacción contigo mismo (¿felicidad?) en ese momento en el que

...sentiste que necesitabas besar a esa persona.
...viste a tu hijo por primera vez.
...te lanzaste a hacer aquello que pensaste que nunca harías.
...

A veces se nos olvida el porqué, el cómo o el de qué forma hicimos esto o aquello. (Comienza música de teletienda, sábado de madrugada). Con el congelador de momentos, eso no ocurriría. No nos arrepentiríamos de algunas cosas del pasado, porque volviendo a recuperar las mismas circunstancias sabríamos que actuaríamos igual en el momento. No se nos olvidaría por qué somos como somos, porque podríamos revivir esos momentos cruciales en los que el paso que das cambia la dirección de tu destino, y saber que tomamos el paso correcto para nosotros, en ese momento.

A lo mejor dejaríamos sin trabajo a muchos psiquiatranueropsicólogos, pero, ya sabes, la revolución industrial hizo lo mismo con los obreros de las fábricas hace 150 años. ;)

miércoles, 4 de junio de 2008

Walk away



En plan karaoke... Una de mis canciones favoritas, desde hace años y años. Util si estás depre, aunque no sea el caso. :)

martes, 3 de junio de 2008

¡Estoy vivo!

Estimado bloguito

Perdona que no te haya hecho caso últimamente, he estado liado. Asumo que estés enfadado conmigo por el abandono inadmisible de mis tareas como dueño. Un blog es como una mascota, lo sé. Hay que cuidarlo, peinarlo, darle de comer, sacarlo por ahí a pasear, enseñárselo a la gente... Te diría eso de no volverá a ocurrir, pero te estaría prometiendo humo, como hacen las personas que prometen mucho.

Te dedicaré un rato largo muy pronto, pero de momento, te dejo un par de reflexiones de las últimas cosas que he hecho, o de las que me acuerdo ahora mismo.

Me he terminado el libro que estaba leyendo y llevo unos cuantos días dándole vueltas. Te lo escribí en el margen izquierdo, era Matadero Cinco de Kurt Vonnegut. Habla de tantas cosas que en realidad el hilo argumental "oficial" es lo de menos. Pero hay una parte que tiene que ver con la Segunda Guerra Mundial. Y dice por ejemplo, sobre el tren donde estuvo hacinado días con otros prisioneros, algunos de ellos muertos:

"Incluso aunque el tren de Billy no se movía, los vagones se mantenían cerrados a cal y canto. Nadie iba a bajarse hasta llegar al destino final. Para los guardas alemanes que caminaban arriba y abajo en el andén, cada vagón se convirtió en un organismo individual que comía y bebía y excretaba a través de sus ventiladores. Hablaba y a veces gritaba por sus ventiladores también. Entraban agua, rebanadas de pan negro, salchichas y queso, y salían mierda, pis y palabrotas."
Y dice también, en un prefacio surrealista que escribe a su propio editor de la novela, Sam, sobre lo difícil de escribir una novela sobre la destrucción de Dresde:

Y le digo a Sam ahora: "Sam, aquí está el libro". Es tan corto y tan revoltijo y tan discordante, Sam, porque no hay nada inteligente que decir sobre una masacre. Se supone que todo el mundo está muerto, que no van a decir nada o querer nada nunca más. Se supone que todo está muy tranquilo después de una masacre, y siempre lo está, excepto por los pájaros. ¿Y qué dicen los pájaros? Todo lo que hay que decir sobre una masacre, cosas como "¿Pío-pío?"
Y luego habla de la vida, y de viajes a través del tiempo, y de mil cosas más aparentemente inconexas pero tejidas de forma maravillosa en una novela muy peculiar.

Y, pequeño blog, te diré un secreto que me ha dicho Gerardo Diego. Te diré el secreto de la vida:

El secreto de la vida es intercalar
entre palmera y palmera un hijo pródigo
y a la derecha del viento y a la izquierda del loco
conseguir que se filtre una corona real
Levántate cada día a hora distinta
y entre hora y hora
compóntelas para incrustar un ángel.

Nada hay como un suspiro intercalado
y entre suspiro y suspiro
la melodía ininterrumpida

Déjame que te cante
la grieta azul y el intervalo.