jueves, 27 de marzo de 2008

Recuerdos

Leo un estupendo post en MyCharmSchool, Gafas de Niño, y descaradamente del suyo voy a escribir yo el mío hoy.

Ya he aprendido que para leer libros para niños hay que ponerse unas gafas especiales, que no son de pasta ni de sol, no, son gafas de niño, y una vez que te las pones el mundo tiene más o al menos distintos colores, los animales hablan y llevan corbatas y zapatos de tacón mientras los ”mayores” sólo saben decir no y “luego, ahora no es el momento”.


Yo defiendo que la literatura infantil se escribe para los niños pero la deberían consultar también los adultos a ver si así a través de las sutiles metáforas infantiles se acuerdan de compartir, perdonar, confiar en los demás, guardar un secreto, creer en algo… Aprender de todo, en definitiva.



Y me he visto a mí de pequeño leyendo toneladas de cómics, que han convertido en películas demasiado tarde, y multitud de libros ordenados por colores (Barco de Vapor azul, naranja, rojo... Los de Alfaguara color calabaza, etc.). Es curioso cómo he olvidado libros que me he leído ya crecidito y con qué precisión, en cambio, recuerdo muchísimos libros "de niños".

De la colección el barco de vapor recuerdo Un duende a rayas, Rabicún, Las aventuras de Vania el forzudo, Lumbánico el planeta cúbico, La hija del molinero, De profesión fantasma (uno de mis favoritos), El pirata Garrapata, Fray Perico y su borrico... ¿Qué clásicos, eh? También recuerdo mi adicción a la serie de El pequeño vampiro y un libro que he intentado recuperar mil veces desde hace años para releerme, Los guardianes (el del mundo en el futuro dividido entre urbes y vida de campo en plan siglo XIX). Para empezar y no parar...

Recuerdo ese momento definitivo en el que logré vencer mi resistencia a leer libros "sin dibus". Recuerdo ser aún más pequeño y hacer trampa y ver TODAS las ilustraciones antes de leerme el libro. Mmm... De aquellos tiempos he heredado la costumbre de leer la última frase, sólo la última, de cada libro cuando empiezo a leerlo.

Se me ha ocurrido que a lo mejor vivía más intensamente esos libros. De cada uno aprendías cosas nuevas (al menos palabras), y después de leerlo dibujaba a los personajes, ideaba disfraces de ellos que jamás llevaba a cabo (¿qué niño puede fabricarse un ataúd para dormir con la venia de sus padres?), jugaba a ser ellos.

No me imagino a un adulto diciendo "me pido el detective del Código Da Vinci!!!!"

Y vosotros, ¿algún libro infantil que merezca la pena recordar?

7 comentarios:

L o L i T a dijo...

Los de "Elige tu propia aventura" ja,ja...siempre hacia trampas y si me mataba por unas escaleras retrocedia hasta la página que me daba la opción de:

a)buscar el pasadizo secreto del pozo, ve a la pg.37

b)subir al altillo del pajar para enconderme, ve a la pg.41

y elegia la otra opción que no me llevaría a una muerte segura :)

Que bueno, Que tiempos!

Charlie dijo...

Rojos y finitos, qué grandes. Yo luego como buen friki de los dibujos animados encontré unos de elige tu propia aventura pero con los personajes de Dragones y Mazmorras. :D

Ramón de Mielina dijo...

Kavik, el Perro Lobo!!!!!

Mara Islandia dijo...

"Un culete regordete"!! Ainsss qué recuerdos. Yo tachaba el nombre de la protagonista de los cuentos y ponía encima el mío! jajajajajajajajjajajaj así me va... es que yo vivo en cuentos, nunca te lo había comentado :P

Charlie dijo...

Jejeje para un siguiente post dejaré el análisis psicológico de los títulos de los cuentos. :D

Anónimo dijo...

muy bueno, y sin problema por el copy/paste, es un honor. yo leía tanto de pequeña que una vez que se acabó El Barco de Vapor de todos los colores, las novelillas de Enid Blyton, el pequeño vampiro los otros alfaguara, las canguro, pesadillas, la mano negra y los demás de austral juvenil,... empecé con El Camino, Planicio y los otros premios Planeta de mi madre. y así me quedé :-)

Charlie dijo...

Qué grande El Camino de Delibes, otro que me "obligaron" a leer en el colegio, haciéndome así un gran favor. Y otro que tengo que buscar para releerme...