lunes, 13 de abril de 2009

Las guerras del mal humor

Seré sincero. La mala leche se contagia, se extiende como una pandemia, se reproduce a toda costa. El mal genio se pega a nuestra mente como un marciano malévolo de novela de ciencia ficción, y disimuladamente controla o al menos colorea nuestros pensamientos, nuestras frases, nuestros razonamientos.

Volver de vacaciones y encontrarte a las puertas de un Lunes de trabajo es el caldo de cultivo perfecto para un chupabuenrollo de éstos. Sin darte cuenta, la conversación se tuerce, interpretas mal algo, te sientes atacado, te ves ansioso por atacar. Normalmente dirigimos nuestras iras contra los más cercanos o los más indefensos. Cuántas mujeres trabajadoras pagan con sus asistentas la ignorancia de sus maridos o las exigencias de sus jefes. Cuántos frustrados con el mundo dirigen su odio contra sus padres o hijos. Cuántos cabreos de pareja se debían realmente a un mal día de trabajo, y han derivado en una discusión de proporciones cósmicas sobre los pilares del amor... Y tirando del hilo, ¿cuántas guerras se habrán declarado en el pasado por un ataque de almorranas? ¿Cuántas condenas injustas por la inexistente vida sexual de un juez?

Por la de ayer, por la de hoy, y por las que seguro que vendrán, lo siento. En el futuro antes de dejar arder la mecha hasta la dinamita, buscaré qué es lo que la ha encendido. ;)

4 comentarios:

Ramón de Mielina dijo...

por todo esto... la mejor frase del mundo... "a ésta/éste le hace falta un buen polvo" :-)

Charlie dijo...

Jejejeje... Cuando el motivo es la carencia de sexo, sí. ;)

Debster dijo...

Los lunes después de una o dos semanas de vacaciones son muy dados a estas situaciones ;) Pero todo pasa :)
Que pases buena semana ;)

Murphy White dijo...

Un lunes y vuelta de vacaciones ya tiene muchos componentes para acabar mal... Y si las confluencias astrales no son las adecuadas...Pues eso.
Lo mejor es tu conclusión ;)